jueves, 5 de marzo de 2009

Miguel de Unamuno


Biografía
Miguel de Unamuno nació en la calle Ronda del casco viejo de
Bilbao. Era el tercer hijo y primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Más tarde nacerán Félix, Susana y María Mercedes. A los diez años, al acabar sus primeros estudios en el colegio de San Nicolás y a punto de entrar en el instituto, asiste como testigo al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista (lo que luego reflejará en su primera novela, "Paz en la guerra")
Estudió
Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de Sobresaliente en 1883, a sus diecinueve años. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la lengua vasca: Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. En ella anticipa su idea sobre el origen de los vascos, contraria a las afirmaciones del nacionalismo vasco que propugnaban una raza vasca no contaminada por otras razas.
En
1885 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología y publica un artículo titulado "Del elemento alienígena en el idioma vasco" y otro costumbrista, "Guernica", aumentando su colaboración en 1886 con el "Noticiero de Bilbao".En 1888, se presentó a la cátedra de psicología, lógica y ética del Instituto de Bilbao convocadas por la Diputación de Vizcaya, junto con Sabino Arana y el novelista y folclorista Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza éste último.
Polemizó con Arana, que iniciaba su actividad nacionalista, ya que consideraba a Unamuno como vasco pero "españolista" debido a que Unamuno, que ya había escrito algunas obras en
euskera, consideraba que ese idioma estaba próximo a desaparecer y que el bilingüismo no era posible. "El vascuence y el castellano son incompatibles dígase lo que se quiera, y si caben individuos no caben pueblos bilingües. Es éste de la bilingüidad un estado transitorio" [1]
En
1889 prepara otras oposiciones y viaja a Suiza, Italia y Francia, donde se celebra la Exposición Universal y se inagura torre Eiffel.
El
31 de enero de 1891 se casa con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Pasa los meses invernales dedicado a la preparación de unas oposiciones para una cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene. Con motivo de estas oposiciones, entabla amistad con el granadino Ángel Ganivet, amistad que se irá intensificando hasta el suicidio de aquél en 1898. En 1901 es nombrado rector de la Universidad de Salamanca.
El
11 de octubre de 1894 ingresa en la Agrupación Socialista de Bilbao y colabora en el semanario "Lucha de clases" de esta ciudad, abandonando el partido socialista en 1897 y sufre una gran depresión personal.
En
1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1920 es elegido por sus compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero él se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya, en el País Vasco francés, hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entró en la ciudad con un recibimiento apoteósico.
Miguel de Unamuno se presenta candidato a concejal por la conjunción republicano-socialista para las elecciones del
12 de abril de 1931, resultando elegido. Unamuno proclama el 14 de abril la República en Salamanca. Desde el balcón del ayuntamiento, el filósofo declara que comienza "una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido". La República le repone en el cargo de Rector de la Universidad salmantina. Se presenta a las elecciones a Cortes y es elegido diputado como independiente por la candidatura de la conjunción republicano-socialista en Salamanca. Sin embargo, el escritor e intelectual, que en 1931 había dicho que él había contribuido más que ningún otro español —con su pluma, con su oposición al rey y al dictador, con su exilio...— al advenimiento de la República, empieza a desencantarse. En 1933 decide no presentarse a la reelección. Al año siguiente se jubila de su actividad docente y es nombrado Rector vitalicio, a título honorífico, de la Universidad de Salamanca, que crea una cátedra con su nombre. En 1935 es nombrado ciudadano de honor de la República. Fruto de su desencanto, expresa públicamente sus críticas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política, el gobierno, Azaña.Al iniciarse la guerra civil, apoyó inicialmente a los rebeldes. Unamuno quiso ver en los militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a encauzar la deriva del país. Cuando el 19 de julio la práctica totalidad del consistorio salmantino es destituida por las nuevas autoridades y sustituida por personas adictas, Unamuno acepta el acta de concejal que le ofrece el nuevo alcalde, el comandante del Valle. En el verano de 1936 hace un llamamiento a los intelectuales europeos para que apoyen a los sublevados, declarando que representaban la defensa de la civilización occidental y de la tradición cristiana, lo que causa tristeza y horror en el mundo, según el historiador Fernando García de Cortázar.[1] Azaña lo destituye, pero el gobierno de Burgos le repone de nuevo en el cargo. Sin embargo, el entusiasmo por la sublevación pronto se torna en desengaño, especialmente ante el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, que le piden que interceda por sus maridos encarcelados, torturados y fusilados. A finales de julio, sus amigos salmantinos, Prieto Carrasco, alcalde republicano de Salamanca y José Andrés y Manso, diputado socialista, habían sido asesinados, así como su alumno predilecto y rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila. En la cárcel se hallaban recluidos sus íntimos amigos el doctor Filiberto Villalobos y el periodista José Sánchez Gómez, éste a la espera de ser fusilado. Su también amigo, el pastor de la Iglesia anglicana y masón Atilano Coco, estaba amenazado de muerte y de hecho fue fusilado en diciembre de 1936. A principios de octubre, Unamuno visitó a Franco en el palacio episcopal para suplicar inútilmente clemencia para sus amigos presos.


Murió en su domicilio de Salamanca el 31 de diciembre de 1936, de forma repentina, en el transcurso de la tertulia vespertina que mantenía regularmente con un par de amigos. A pesar de su virtual reclusión, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista.

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